La edad clásica es
la primera de todas, los primeros trasfondos de magia y espada donde
todo es fresco, ingenuo y maniqueísta. Ejemplos de estos entornos
pueden ser El Señor de
los Anillos, los
inicios de Warhammer y
Falcongrís, o
el propio Hero
Quest, En
esta era se basará la adaptación de La
Torre de Kellar para
Advanced Dungeons and Dragons, que supondrá un retroceso de mil años
en el universo de Aquellos
Últimos Vástagos.
La
edad de oro es
la etapa de mayor expansión de estos mundos, que tiene sus
exponentes en la tercera edición de Dungeons and Dragons. Los mundos
son complejos y muy variados en razas, naciones, magia y la
existencia de otros mundos, pero en general, tienen material (con
modificaciones al caso) donde instaurar una historia geopolíticamente
coherente. Los mayores exponentes serían Reinos
Olvidados, Dragonlance o
las últimas revisiones de Falcongrís,
así
como Reinos de
Kalamar. La
partida de Aquellos
Últimos Vástagos basa
su trasfondo en el leitmotif de esta edad dorada.
La
edad oscura supone
la decadencia. La componen trasfondos que han sido parcheados
infinitas veces, o que introducen mescolanzas tan tremendas
simplemente porque el concepto mola que la coherencia interna del
mundo se viene abajo y grita basta. Son mundos donde la magia abunda
y esta presente en la cotidianidad. Las razas y culturas se mezclan
en un crisol inestable e insostenible. Es el ejemplo de mundos como
Reinos de Hierro,
Eberron, o
el más tremendo de todos, Anima
Beyond Fantasy. Es
este el tipo de mundo en el que vamos a jugar Pathfinders'
Chronicles (Working
title), un salto de mil años en el tiempo desde los sucesos
acaecidos y por acaecer de Áquellos
Últimos Vástagos.
Aunque
quiero adoptar la temática de la mescolanza, la abundancia de magia
y poder y el desfase generalizado, quiero intentar añadir coherencia
al mundo: con la mescolanza y variedad de razas vendrá el choque
cultural o la pérdida de valores y moral, con la abundancia de magia
vendrán los abusos de poder, las desigualdades sociales y delicados
entramados geoeconómicos sobre los que se sientan dichas bases, y
con el desfase generalizado, vendrá el precio a pagar por ello.
La
idea es que vuestros personajes tendrán que luchar contra una marea
de caos incontrolable, en la que solo pueden encomendarse a los
dioses para que los mantengan a flote el mayor tiempo posible. Estad preparados.