miércoles, 30 de enero de 2013

Prefacio

Podemos separar los trasfondos de los mundos de fantasía heroica como en tres grandes etapas:

La edad clásica es la primera de todas, los primeros trasfondos de magia y espada donde todo es fresco, ingenuo y maniqueísta. Ejemplos de estos entornos pueden ser El Señor de los Anillos, los inicios de Warhammer y Falcongrís, o el propio Hero Quest, En esta era se basará la adaptación de La Torre de Kellar para Advanced Dungeons and Dragons, que supondrá un retroceso de mil años en el universo de Aquellos Últimos Vástagos.

La edad de oro es la etapa de mayor expansión de estos mundos, que tiene sus exponentes en la tercera edición de Dungeons and Dragons. Los mundos son complejos y muy variados en razas, naciones, magia y la existencia de otros mundos, pero en general, tienen material (con modificaciones al caso) donde instaurar una historia geopolíticamente coherente. Los mayores exponentes serían Reinos Olvidados, Dragonlance o las últimas revisiones de Falcongrís, así como Reinos de Kalamar. La partida de Aquellos Últimos Vástagos basa su trasfondo en el leitmotif de esta edad dorada.

La edad oscura supone la decadencia. La componen trasfondos que han sido parcheados infinitas veces, o que introducen mescolanzas tan tremendas simplemente porque el concepto mola que la coherencia interna del mundo se viene abajo y grita basta. Son mundos donde la magia abunda y esta presente en la cotidianidad. Las razas y culturas se mezclan en un crisol inestable e insostenible. Es el ejemplo de mundos como Reinos de Hierro, Eberron, o el más tremendo de todos, Anima Beyond Fantasy. Es este el tipo de mundo en el que vamos a jugar Pathfinders' Chronicles (Working title), un salto de mil años en el tiempo desde los sucesos acaecidos y por acaecer de Áquellos Últimos Vástagos.

Aunque quiero adoptar la temática de la mescolanza, la abundancia de magia y poder y el desfase generalizado, quiero intentar añadir coherencia al mundo: con la mescolanza y variedad de razas vendrá el choque cultural o la pérdida de valores y moral, con la abundancia de magia vendrán los abusos de poder, las desigualdades sociales y delicados entramados geoeconómicos sobre los que se sientan dichas bases, y con el desfase generalizado, vendrá el precio a pagar por ello.

La idea es que vuestros personajes tendrán que luchar contra una marea de caos incontrolable, en la que solo pueden encomendarse a los dioses para que los mantengan a flote el mayor tiempo posible. Estad preparados.

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